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sábado, 20 de marzo de 2010

Nueva Prensa Guayana. Escribir tiene sentido

Escribir: Tiene sentido
Escrito por Lainett Silva (*)
jueves, 18 de marzo de 2010
La escritura es un proceso complejo que implica la consolidación de una serie de habilidades, destrezas y mucha madurez física y mental, que no son innatas, sino que deben ser adquiridas y aprendidas a lo largo de nuestras vidas; sin embargo, en mucho de los casos, éstas no son tratadas con la responsabilidad y el valor que se merece, tanto en el ámbito académico como en ámbito familiar.

La enseñanza de la lengua escrita debe relacionarse con el contexto sociocultural en el cual se produce, como lo plantea Rockwell (2000). “El aprender a escribir no sólo depende de la mediación docente en la actividad ejecutada, sino también del hecho de que los conocimientos nunca son extraídos solamente del texto escolar, sino también del ambiente que enmarca la institución escolar”.

En nuestro sistema educativo, la práctica de la escritura por lo general, se centra en copiar textualmente contenidos teóricos, tomar dictados y en atención a los aspectos formales de ésta, como lo es la ortografía, signos de puntuación y la acentuación. Dejando de lado la redacción u organización sintáctica cohesiva y coherente de oraciones, párrafos y textos, es decir, restando importancia a la organización textual y a la intención comunicativa de los alumnos.

En mucho de los casos, los docentes leen las redacciones escolares sabiendo que habrá errores y lo hacen en busca de ellos, lo cual resulta frustrante para alguien que está descubriendo el poder de la palabra escrita.

Esta práctica ha generado, que los alumnos se sientan juzgados, que escriban con temor, buscando palabras fáciles para no cometer errores y repitiendo las ideas sin arriesgarse a defenderse porque se sienten condenados antes de empezar a escribir.

Provocando esto, que la escritura se convierta para los estudiantes en una traba educativa, en una actividad tediosa y poco relevante que los desmotiva. Con lo que se contribuye a fortalecer la problemática evidente: tener estudiantes carentes de competencias escriturales necesarios, que lo conviertan en un ser crítico, reflexivo y participativo, dispuesto a asumir retos que demandan la nueva sociedad. Otro factor determinante, es que en la actualidad los alumnos se encuentran sumergidos en un mundo vertiginoso y con amplia tecnología que requiere de menos esfuerzo y reflexión de su padre.

Aunado a esto, los docentes por diversas razones no cuentan con el tiempo suficiente para corregir con calidad todo lo que el alumno tiene que escribir, ni a llevar un control del proceso de lo que redactan. Revisar borradores hasta llegar al producto final, lo cual hace evidente su limitación en la praxis sobre este tópico.

Lo antes expuesto deja visible que el proceso de escritura tratado de manera inadecuada puede motivar la sobrecarga de trabajo de los maestros, algunas frustraciones de los alumnos y la imagen errónea de lo que se supone es aprender a escribir.

Ante esta situación, los docentes deben reflexionar constantemente sobre su praxis educativa, para evaluar el esfuerzo dedicado a este proceso vial en el desempeño académico, cultural, intelectual y personal de los alumnos y encontrar la forma de que ellos se sientan que escribir tienen sentido, que vale la pena hacer el esfuerzo que representa. Esta reflexión también le debe permitir al docente buscar metodologías y recursos didácticos que motiven a los alumnos a considerar que la escritura es un lenguaje y un medio de expresión que les garantizará el éxito.

Para mejorar el proceso de escrituras en las instituciones es necesario que el docente mantenga un equilibrio entre los aspectos en dicho proceso (la adquisición de los códigos gráficos, sus aspectos formales, entre otros y la acción o intención comunicativa, lo que el alumno desea expresar). Todo esto partiendo de la realidad y de su entorno social, para incentivar a los alumnos a ser escritores competentes y eficientes. Además de que las prácticas educativas diarias, deben incluir actividades escriturales bien señalados, basadas en calidad y no en cantidad, que le despierten el interés por expresarse, de manera coherente y con fluidez en sus ideas, que le despierten el interés por la razón, el docente debe invertir sus mayores esfuerzos en cambiar su práctica pedagógica en cuanto al lenguaje escrito para alcanzar que los alumnos ordenen sus pensamientos, los reflexionen y los expresen a través de la palabra escrita.

El cambio de paradigmas, en este proceso, la búsqueda de nuevas alternativas, el esfuerzo unificado de la familia, los docentes y los alumnos pueden generar los cambios requeridos por nuestra sociedad y la evolución y fortalecimiento de una habilidad comunicativa vital para el ser humano, como lo es: El escritor.

(*) Profesor

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